Iniciamos una serie de artículos que recopilarán recortes, historias personales y visiones diferentes del centro y que nos ayudarán a entender qué hacemos, cómo colaboramos y qué conseguimos con el proyecto de Muketuri.
A través de estos textos, podréis conocer a los voluntarios, a los colaboradores, a los trabajadores locales y sobre todo, a los protagonistas: los niños y niñas y sus madres. Unos pequeños que mejoran su salud, que se alimentan mejor, que aprenden y juegan; y unas madres más autónomas, autosuficientes y más libres gracias al proyecto.
LA HISTORIA DE ABEBE
Este verano, durante el mes de julio, Núria ha estado a Muketuri. Núria es una voluntaria que, colaborando con AFNE, ha podido pasar muchas horas en el centro dedicando su tiempo en el aula de educación especial.
Abebe es uno de los niños de esta aula de educación especial. Tiene autismo y le cuesta comunicarse. Núria ha estado trabajando con él para facilitar su integración y su capacidad de relación.
Núria le ha enseñado a comunicarse a partir del método PECS, un sistema de interacción basado en el intercambio de pictogramas. El primer paso consiste en enseñar a Abebe a entregar una imagen de lo que necesita. El receptor lo premia con el intercambio de la imagen por el elemento físico deseado. Una vez aprendido este paso, el sistema continúa enseñando discriminación de imágenes y cómo ponerlas juntas. El objetivo es preparar a los niños con autismo para comunicarse, socializarse y poder ser autónomos en su vida adulta.
Con este sistema, el Abebe se podrá comunicar con las cuidadoras y su entorno. Su historia es solo un ejemplo del trabajo que diariamente se realiza en el aula de educación especial del centro de Muketuri. Gracias al trabajo de voluntarios como Núria, se consigue que estos niños y niñas tengan las máximas posibilidades de desarrollarse de manera autónoma y que puedan crecer como personas.