Antes de acabar el año queremos contaros un día en la vida de Workine, Tigist, Abebe, Bartolome y Emmanuel. Cuatro niños y una niña con necesidades especiales que acuden al centro materno-infantil de Muketuri diariamente para recibir alimento y cuidados. Estos son solo cinco casos especiales de entre los más de 270 niños y niñas que acuden cada día al centro para recibir educación y comida.
Son las ocho de la mañana, hace un par de horas que amaneció en Muketuri, y las maestras Aberrash y Deribe suben a la carreta conducida por Fantaun.
Van a Sale, donde recogen a Workine y Abebe. De regreso a Muketuri paran en otro poblado a recoger a Bartolome, quien desde hace unos meses vive en casa de su hermana.
Llegan al centro aproximadamente a las 9:30 h, al mismo tiempo que el padre de Emmanuel lleva a su hijo a la escuela.
Workine, Abebe, Bartolome y Emmanuel pasan las mañanas en el centro materno-infantil de Muketuri, lo cual ha mejorado cuantitativamente su calidad de vida, al igual que la de sus familiares.
Desde que quedó terminada la nueva aula, estos niños han encontrado un nuevo hogar donde pasan parte de su día. Allí sus cuidadoras los bañan, les dan de comer y hacen sus ejercicios de rehabilitación. Uno de los momentos más esperados del día es salir al patio y recibir la visita de los otros niños de la escuela para jugar, cantar y escuchar música juntos.
Bartolome tiene seis años y es el menor de seis hermanos. A principios de septiembre su madre lo llevó cargando desde su casa, a diez kilómetros de Muketuri, hasta el centro para pedir algún tipo de ayuda en los cuidados de su hijo pequeño. Bartolome tiene síndrome de Down y no puede sentarse ni caminar. Desde entonces va diariamente al centro donde interactúa con los otros niños, recibe amor, cariño, cuidados y atención por parte de las cuidadoras, además del desayuno y la comida. El cambio en su rostro ya puede notarse.
Para poder acudir al centro diariamente, Bartolome vive ahora en casa de una de sus hermanas a cuatro kilómetros de Muketuri.
A Workine, de once años, ciego y con parálisis cerebral severa, le cuesta comunicarse, pero después de dos años en el centro, conoce las rutinas diarias y sabe cuándo le toca comer, cuándo bañarse y cuándo disfrutar de la compañía de los otros niños. Workine ha crecido mucho en el último año y está muy feliz y seguro sabiendo que cada día podrá comer y habrá alguien a su lado cuidándole y dándole cariño. Es un niño expresivo y ha encontrado en la música una fuente de calma y descanso. Cuando se pone nervioso, la música y las voces humanas lo tranquilizan.
Abebe es el hermano pequeño de Workine, ya tiene casi cuatro años y ha mejorado muchísimo desde que hace más de un año acude al centro. Abebe aprendió a caminar hace aproximadamente diez meses y le encanta jugar con cajas y chuparse el dedo. Es un niño con una necesidad enorme de amor y cariño; le encanta que lo abracen, y lo llenen de besos, cosa que cuando llegó al centro rechazaba.
Tigist, de ocho años, es la hermana mediana de Workine y Abebe. Al igual que su hermano mayor tiene parálisis cerebral pero en menor grado y con muchas posibilidades de recuperarse y mejorar notablemente. En septiembre Tigist viajó desde Etiopía hasta España, y ahora está en el Puerto de Santa María (Cádiz), en un centro especializado conviviendo con otros niños y niñas en condiciones similares. En estos dos meses Tigist ha crecido, se ve muy contenta y ahora ya puede sostenerse de pie, la están ayudando mucho en la escuela y en su familia de acogida es ya una más.
El 8 de noviembre llegó al umbral de la escuela un padre de Muketuri, de oficio sastre, pidiendo ayuda para su hijo Emmanuel. Las responsables del centro fueron a visitarlo a su casa y junto con la familia decidieron que Emmanuel, de cinco años y con parálisis cerebral, acudiera diariamente al centro.
Emmanuel se muestra feliz aunque aún está acostumbrándose a las nuevas caras y las rutinas. Hace un mes Emmanuel comía muy poco, pero ahora ya se está recuperando de la desnutrición que padecía y su estado de salud también está mejorando.
Son las 13:30h. Es hora de emprender el camino a casa. Workine, Abebe y Bartolome suben a la carreta acompañados de Aberrash y Deribe.
El padre de Emmanuel viene a recoger a su hijo, se marcha contento, agradecido y con la esperanza de que ahora su hijo podrá mejorar.
Hasta mañana.